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La inflación en México: un desafío histórico sin precedentes

El aumento en los precios de los alimentos en México ha sido una preocupación constante para los consumidores y expertos económicos. Diversos factores locales han contribuido a esta tendencia alcista, entre ellos la solidez de la fuerza laboral y el crecimiento del consumo en el país.

Según Gabriel Casillas, economista en jefe para América Latina de Barclays, el crecimiento de la masa salarial en México ha superado la inflación general, lo que ha impulsado un aumento en el consumo por parte de los trabajadores. Esta situación ha desafiado la teoría económica de que los precios deberían bajar en un entorno de altas tasas.

Por otro lado, el aumento en el salario mínimo ha generado una “rigidez” en la inflación de servicios, ya que las empresas trasladan estos costos a los productos y servicios que ofrecen. Además, el incremento en el consumo se ha visto favorecido por las remesas recibidas en el país, que actualmente representan cerca del 4% del producto interno bruto.

En cuanto a la respuesta del Banco de México (Banxico) ante esta situación, las opiniones están divididas. Mientras algunos consideran que el banco central ha hecho lo posible por contener la inflación, otros creen que sus medidas no han sido efectivas. Factores externos como conflictos geopolíticos han impactado en el precio de los energéticos, lo que ha contribuido a la escalada inflacionaria.

El gobierno implementó en mayo de 2022 el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC) para contener los precios, pero el Banco de México dejó de considerar este programa como una medida efectiva. A pesar de algunos descuentos en el Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS), el impacto en los combustibles ha sido limitado y se espera que la canasta básica se vea afectada en el futuro.

Ante estas circunstancias, la desaceleración de la economía mexicana se presenta como una posible solución para bajar los precios. Sin embargo, factores como el cambio climático y la inseguridad representan desafíos estructurales que podrían afectar la estabilidad económica a largo plazo.

En medio de este panorama, los consumidores mexicanos buscan opciones más accesibles en los mercados locales, conscientes de la importancia de mantener estables los precios de productos básicos como el jitomate, el tomate y el chile. La incertidumbre económica persiste, y será tarea de las autoridades y expertos encontrar soluciones efectivas para controlar la inflación y garantizar la estabilidad económica del país.

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