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¿Es posible resistir la gentrificación en México?

La gentrificación en México: ¿Cómo afecta a nuestra vida diaria?

Cada vez es más común ver a extranjeros paseando en las calles de casi cualquier ciudad en nuestro país, incluso hay colonias o ciudades enteras en las que se escucha más el inglés que el español. Extranjeros pidiendo modificaciones en nuestras tradiciones o costumbres, restaurantes con cartas en inglés o el encarecimiento de precios.

Estos cambios en la vida como la conocíamos responden a un fenómeno: gentrificación. Una palabra que últimamente utilizamos cuando vemos alguna interacción negativa de algún “extranjero”. En términos generales, la gentrificación ocurre cuando una población de menores ingresos es reemplazada por otra de mayor estatus. Y es un proceso en el que no sólo los extranjeros son responsables.

¿Quiénes son responsables de la gentrificación?
Todos, en mayor o menor medida, todos somos responsables de la gentrificación. Raún Antony Olmedo, un catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México, explica que la gentrificación es un proceso de desplazamiento.

“Es un término inglés que se desarrolló en los años 60 y viene del prefijo gentry, es un término que aludía a la baja nobleza y a la alta burguesía. Es el término que en esa dimensión me parece muy importante rescatarla porque cuando se habla de gentrificación, es un proceso de despojo, de desplazamiento, de expulsión que se genera particularmente de clases con un poder mayor sobre poblaciones con menor capacidad adquisitiva o económica o de una menor clase social en un lugar específico”.

Entonces ¿cómo es que todos somos responsables?
Algunos lugares no son tan populares en cuestión de vivienda, por ejemplo la colonia Doctores o la Morelos, ambas en la alcaldía Cuauhtémoc, son considerados lugares peligrosos y empobrecidos pero últimamente han tenido ciertas “cualidades” para turistas o personas con mayor poder adquisitivo, lo que ocasiona que las constructoras volteen a ver esas zonas de “oportunidad” y las “bauticen” de una forma atractiva como “Reforma Norte”, y van dirigida a un sector de mayor ingreso del que habita esa colonia.

Las modificaciones más comunes que sufre un barrio que comienza a ser gentrificado son: la remodelación de viviendas, creación de edificios ya sea para habitar o como oficinas, el desplazamiento de antiguos comercios y la llegada de nuevos servicios.

“A veces es violento a veces ni siquiera se toma como gentrificación hasta cuando ya ves que todos tus vecinos dejan de ser los que conocías y se convierten cada vez en turistas y nómadas digitales, en extranjeros o gente que empieza a transformar la colonia o el barrio en el que tú te desarrollas a veces eso es importante porque cuando hablamos de esta gentrificación no solamente es la condesa ni la Roma, ni solamente acaba cuando llegan extranjeros o a otros otras personas, pues sino que la gentrificación también implica un proceso sistemático de transformación del espacio”.

Mítikah es considerado el edificio más alto de Ciudad de México. Tiene alrededor de 267.3 metros de altura y 68 pisos. Cuentan con 600 departamentos, algunas oficinas, consultorios médicos y un hotel. Muy diferente de lo que se encontraba en la calle Real de Mayorazgo 130 en el pueblo de Xoco, en la Alcaldía Benito Juárez, lugar en el que aún se tienen costumbres y tradiciones, quienes se han enfrentado a las peticiones, quejas y malos tratos de sus nuevos vecinos.

“Es decir, las colonias empiezan a derrumbar o a renovar, ya sea poniéndoles mejores parques mejores servicios pero también en la compraventa de algunos terrenos que empiezan a dejar de ser casas y se vuelven con dominios. El más claro ejemplo, podría ser la plaza Mitikah en Coyoacán”.

No sólo se modifican espacios, también otras cosas de nuestra vida diaria.
“Se vienen otros problemas como por ejemplo, algunos autores hablan de la gourmetización, por ejemplo, chicharrón en salsa verde, ahora es corteza de cerdo en salsa esmeralda. Alimentos o platillos que son comunes y son baratos pero que con esta parte de la gastronomía pues empiezan a enaltecerlos al grado de que les dan un valor que después encarece su consumo y lo vuelve para ciertas personas que tienen esa capacidad económica”.

La gentrificación no sólo modifica la vivienda, los comercios o los precios del mercado, también va modificando nuestro registro histórico, nuestras costumbres, nuestra gastronomía y hasta la forma en la que comemos. Y esto no es un hecho aislado, la cocina como la conocemos se convierte en “alta cocina”, disponible para unos cuantos.

¿Cómo podemos combatir la gentrificación, es posible?
Todos nos hemos preguntado si existe alguna forma de frenar la gentrificación, cómo regularla, si está en nosotros o en las políticas públicas. Lo cierto es que poner frases como “you are a fucking plage” en las paredes de las calles hará poco por frenas este cambio social, Raul Antony Olmedo nos explica que:

“No se puede en primera instancia la gentrificación tiene que ver con el uso de suelo y el uso que se le dé entonces si tú tienes un terreno, pues tú decides si se lo quieres vender al al estadounidense que ya es jubilado y que te va a pagar en dólares de un solo golpe o el mexicano promedio que pues va a juntar el Fovissste, el Infonavit para tratar de pagar. No le puedes decir a la gente, que no le puedes vender tu propiedad porque estarías violando su derecho sobre la propiedad privada lo que sí pueden hacer es generar políticas que permitan regular el número de personas que pueden hacer esas actividades”.

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