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El impacto de la caída del precio del petróleo en las finanzas de Hacienda en México

El panorama de los ingresos petroleros en México ha cambiado drásticamente en los últimos años, según destacó Arturo Carranza, director de proyectos de Energía en Akza Advisors. En agosto de 2024, los ingresos petroleros representaron solo el 13% de la recaudación federal participable, en comparación con el 43% que representaban en 2008. Esto evidencia que los ingresos petroleros ya no son la principal fuente de ingresos para las finanzas públicas.

Para el próximo año, Hacienda prevé un precio de 58.4 dólares por barril para la mezcla mexicana, y los especialistas esperan que se mantenga en este nivel al presentar el paquete económico 2025. Sin embargo, cada dólar que disminuye el precio de la mezcla mexicana, Hacienda pierde 12,000 millones de pesos, lo que equivale al presupuesto destinado al Programa de Vacunación para todo 2025.

En este contexto, expertos como Luis Miguel Labardini sugieren que Hacienda ha subestimado el precio del petróleo para garantizarse un colchón financiero, lo cual no necesariamente se traduce en mayores ingresos. A pesar de estos desafíos, se proyecta un déficit fiscal del 6% del PIB para este año, lo que podría haber sido mayor sin este colchón.

Una estrategia para compensar la disminución de los ingresos petroleros es aumentar la recaudación del Impuesto Especial a Producción y Servicios (IEPS) que se cobra a las gasolinas y diésel. En lo que va del año, se han recaudado 268,878 millones de pesos en IEPS, un 82% más que en el mismo periodo del año anterior.

Los analistas también plantean la necesidad de reducir el gasto, aumentar la recaudación y diseñar esquemas que permitan la inversión privada en el desarrollo de campos petroleros, sin afectar la propiedad de Pemex sobre los hidrocarburos. En este sentido, Ramsés Pech, analista de la industria de Energía y Economía en Caraiva y Asociados-León & Pech Architects, anticipa una entrada de 400,000 millones de pesos por concepto de IEPS este año.

En resumen, la despetrolización de las finanzas públicas mexicanas plantea retos importantes, pero también abre oportunidades para diversificar las fuentes de ingresos y fortalecer la recaudación a través de otros impuestos como el IEPS. La capacidad del gobierno para adaptarse a estos cambios será crucial para garantizar la estabilidad económica y financiera del país en los próximos años.

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