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El poder del arte deportivo: una protesta contra la violencia de género en 2024

En cada 8 de marzo, la lucha se vive desde diferentes perspectivas con el objetivo común de erradicar la violencia de género, visibilizar los problemas sistémicos que enfrentan las mujeres, y denunciar los feminicidios y desapariciones. En cada marcha, diversos colectivos se manifiestan exigiendo justicia, libertad, igualdad, equidad y más, utilizando sus voces para ser escuchadas.

En este contexto, el pole dance se ha convertido en un símbolo de empoderamiento para muchas mujeres, brindándoles herramientas para alcanzar la autonomía en distintos aspectos de sus vidas. Realizar pole dance en el Zócalo de la Ciudad de México en un 8 de marzo representa la libertad de elegir lo que nos hace felices, de vestirnos como queremos y sentirnos seguras al expresarnos de esa manera. Es una muestra de comunidad entre mujeres y personas LGBTQ+ que desean participar, pero necesitan ese impulso para hacerlo. Es la representación de mujeres poderosas que buscan expresarse por el simple hecho de que el deporte es un derecho humano, no para complacer a nadie.

El pole dance es una herramienta importante en la lucha contra la violencia de género por varias razones. En primer lugar, empodera a las mujeres al permitirles apoderarse de sus cuerpos y reconocer su valía independientemente de su forma o tamaño. Además, crea un espacio seguro donde se rompen los estereotipos de competencia entre mujeres, fomentando la confianza, el apoyo y el compañerismo. Es un deporte individual que promueve el crecimiento personal y la superación de retos sin compararse con los demás.

Además, el pole dance contribuye a la reivindicación de la sexualidad femenina, permitiendo a las mujeres expresar su sensualidad de forma libre y digna. A pesar de los estigmas y prejuicios asociados a esta práctica, el pole dance es reconocido como un deporte legítimo, con federaciones en todo el mundo y atletas de alto rendimiento de todas las edades y géneros. Se califica en competencias por su fuerza, limpieza, flexibilidad y proyección escénica.

En definitiva, el pole dance va más allá de ser simplemente un deporte; es una herramienta de empoderamiento que desafía las normas impuestas por el sistema y devuelve a las mujeres el poder de decidir sobre sus propios cuerpos, vestimenta, sensualidad y autonomía. Es un sí a la libertad, a la sororidad y a la independencia. ¡Sí al pole dance como una forma de resistencia y liberación!

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