El oscuro motor de la economía ilegal en México
El contrabando crece ante las tensiones comerciales entre Estados Unidos y México
En medio de la guerra comercial desatada por la administración Trump, el contrabando ha ganado terreno en los mercados donde los precios elevados empujan a los consumidores hacia alternativas no reguladas. Un análisis del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) revela que la tasa arancelaria efectiva promedio de Estados Unidos ha alcanzado un nivel histórico del 15.6% en junio de 2025, lo que ha tenido repercusiones significativas en el comercio internacional.
La política comercial de Estados Unidos, bajo un enfoque transaccional y coercitivo, ha generado un aumento en los costos de importación, una disminución en la competitividad y una mayor incertidumbre para la inversión. Sin embargo, una consecuencia menos explorada de estas fricciones arancelarias es el incremento del comercio ilícito, impulsado por la demanda de productos a precios más accesibles.
Los grupos criminales han sabido capitalizar esta situación, aprovechando la flexibilidad y la operación transnacional que les brinda el comercio ilegal. Las redes chinas y mexicanas, que ya tenían presencia en actividades como el narcotráfico y el lavado de dinero, han diversificado sus operaciones hacia el comercio paralelo de bienes legales, como electrónica, autopartes y agroalimentos. La saturación en las aduanas y los sistemas de inspección ineficientes facilitan el paso de mercancía falsificada, subfacturada o redirigida a través de terceros países.
Además, el lavado de dinero basado en el comercio (TBML) ha experimentado un notable incremento, moviendo cientos de miles de millones de dólares al año, según un informe del Departamento del Tesoro. Esta modalidad, que incluye manipulación de facturas y empresas fachada, se ha vuelto aún más eficiente y menos detectable con la expansión de los aranceles.
La migración irregular también se ha visto afectada por estas dinámicas, con un endurecimiento de la frontera sur que ha reducido los cruces pero ha incrementado la rentabilidad de las redes criminales que controlan el movimiento de personas. La designación de cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras ha generado tensiones adicionales, sin abordar la raíz del problema.
En este contexto, los expertos advierten que cada barrera comercial genera una oportunidad para el crimen organizado, que opera con ventaja en un escenario de incertidumbre y conflictos comerciales. Mientras las multinacionales ajustan sus estrategias logísticas, las organizaciones criminales encuentran nuevas formas de expandir sus operaciones, capturando instituciones, distorsionando mercados y redefiniendo las reglas del juego.
En resumen, las tensiones comerciales entre Estados Unidos y México han generado un escenario propicio para el crecimiento del contrabando y el comercio ilegal, con implicaciones que van más allá de lo económico y que requieren una respuesta coordinada y eficaz para combatir estas prácticas ilícitas.


