ADN modificado: ¿Avance científico o atentado contra la naturaleza?
Modificar los genes de un embrión con el fin de seleccionar ciertas características físicas puede llevar a consecuencias imprevistas y éticamente cuestionables. Además, existe el riesgo de que estas intervenciones genéticas puedan abrir la puerta a la discriminación y la desigualdad en la sociedad, al fomentar la idea de que ciertos rasgos físicos son superiores a otros.
Por otro lado, la modificación genética también plantea interrogantes sobre la diversidad y la individualidad de cada ser humano. ¿Estamos dispuestos a homogeneizar la especie humana en busca de la perfección genética? ¿Qué impacto tendrá en la identidad y la autoestima de las personas que han sido modificadas genéticamente desde su concepción?
En conclusión, si bien la tecnología y la ciencia nos ofrecen herramientas poderosas para mejorar la salud y el bienestar de las personas, es importante reflexionar sobre los límites éticos y morales de la modificación genética. La eugenesia, en cualquiera de sus formas, plantea serias interrogantes sobre lo que significa ser humano y cómo queremos que sea el futuro de nuestra especie.
En un mundo cada vez más tecnológico y avanzado, es fundamental que la sociedad en su conjunto participe en el debate sobre el uso de la tecnología genética y sus implicaciones éticas. Solo a través del diálogo y la reflexión podremos asegurar que las decisiones que tomemos como sociedad respeten la diversidad, la igualdad y la dignidad de todas las personas, tanto en el presente como en el futuro.
La modificación genética ha sido un tema controversial en la comunidad científica, con opiniones divididas sobre sus implicaciones éticas y morales. Incluso el exsecretario general de la ONU, Kofi Annan, ha señalado que la alteración de genes puede “promover un mundo dominado por la eugenesia”.
Uno de los mayores temores con respecto a la modificación genética es la incertidumbre sobre las consecuencias futuras de modificar genéticamente a un bebé. Aunque existen pocos casos documentados, la mayoría de ellos se llevan a cabo en silencio debido a la controversia que rodea esta práctica.
En 2018, se dio a conocer un caso en China donde el científico Jiankui He admitió haber realizado la modificación genética de bebés utilizando la técnica CRISPR, la cual originalmente se usaba en animales. Sin embargo, en ese momento la investigación estaba en sus primeras etapas y se desconocían los posibles efectos que podría tener en los niños.
Esta situación ha generado un debate global sobre los límites éticos de la modificación genética y la necesidad de establecer regulaciones claras en torno a su aplicación en seres humanos. A medida que la tecnología avanza, es fundamental abordar estas cuestiones de manera responsable para garantizar que la ciencia genética se utilice para el beneficio de la humanidad y no para fines controvertidos como la eugenesia.



