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El jitomate bajo amenaza: Aranceles en la guerra comercial México-Estados Unidos

El fin del Acuerdo de Suspensión del Tomate: La batalla comercial entre México y Estados Unidos

Florida finalmente vio una luz al final del túnel. Después de años de súplicas ignoradas por la Casa Blanca, los agricultores del estado celebraron la caída del Acuerdo de Suspensión del Tomate, anunciado el 16 de abril por el Departamento de Comercio de Estados Unidos.

La decisión, respaldada por Donald Trump y su secretario de Comercio, Howard Lutnick, encendió las llamas en el Capitolio y reavivó la antigua disputa contra las importaciones mexicanas. Competencia desleal, así la llamaron.

El congresista Vern Buchanan lideró la protesta. Vicepresidente del Comité de Medios y Arbitrios, se unió a la voz del senador Rick Scott y otros 17 legisladores en una carta dirigida a Lutnick, agradeciendo el fin del acuerdo y denunciando que nunca protegió a los agricultores estadounidenses, tachándolo de un espejismo.

Desde 1996, cada renegociación prometió equilibrio, pero ninguna lo logró. La participación de mercado de los productores nacionales cayó del 80% al 30%, mientras México llenaba el vacío con envíos baratos y constantes.

La Florida Tomato Exchange (FTE) respaldó la carta de los políticos. Esta voz reconocida en el campo estadounidense no solo domina la producción en Florida, sino que también es uno de los principales cultivadores en California, Georgia, Nueva Jersey, las Carolinas, Tennessee y Virginia.

Las empresas de FTE representan más del 90% del jitomate cultivado en Florida y a nivel nacional, su alcance es aún más impresionante, aportando la mitad de este fruto fresco producido en Estados Unidos.

El mensaje político y empresarial es claro: que se cumpla el calendario y se ejecute la medida sin demora para poder competir en igualdad de condiciones.

Desde Arkansas hasta Carolina del Norte, las voces se multiplicaron. En Michigan, los productores calculan que cultivar una caja de jitomates cuesta más del doble que en México. En Alabama, pequeños agricultores narraron cómo fueron expulsados del negocio. El diagnóstico fue el mismo en cada carta enviada a Lutnick.

El dumping mexicano recibió un fallo contundente en 2019 por parte del Departamento de Comercio, validado por la Comisión de Comercio Internacional. En abril de este año, el Tribunal de Comercio Internacional ratificó el daño, dejando claro para los republicanos que no hay margen para una nueva negociación, solo queda aplicar la ley.

La investigación original, iniciada en 1996, se detuvo tras la firma de una serie de acuerdos de suspensión que permitieron a la industria mexicana eludir la imposición de derechos antidumping con ciertas condiciones. Sin embargo, la reapertura de la investigación en 2019 confirmó que los productores mexicanos seguían vendiendo tomates por debajo del valor justo en el mercado estadounidense.

Del lado mexicano, la situación se complica. Los productores solicitaron una prórroga de 90 días para evitar el desplome, mientras las autoridades mexicanas activaron una ofensiva diplomática para mantener el comercio sin interrupciones.

El 14 de julio marca el límite para llegar a un acuerdo, de lo contrario, la cuota entrará en vigor, afectando a exportadores, distribuidores, importadores y consumidores. México abastece cerca del 90% del jitomate fresco vendido en Estados Unidos, convirtiéndose en uno de los productos agroalimentarios más valiosos del país.

El impacto del nuevo arancel, equivalente a 8 centavos por libra, se sentirá en los bolsillos de los consumidores, con un posible aumento del precio final de hasta un 11%. Los anaqueles no distinguirán el origen, afectando a hogares, restaurantes y cadenas minoristas por igual.

Sustituir la oferta mexicana requeriría hasta 250,000 acres adicionales de cultivo, lo que equivaldría a una superficie seis veces el tamaño de Washington. La autosuficiencia suena tentadora, pero la realidad es que no hay tierra ni recursos inmediatos suficientes para lograrlo.

La batalla comercial entre México y Estados Unidos por el jitomate continúa, arrastrando cifras, discursos y promesas, mientras el consumidor final queda atrapado en medio de esta disputa que afecta a ambos lados de la frontera.

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